EL SERVICIO A LOS DEMAS







Todos podemos prestar servicio

Jesucristo dijo: “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). Esto no significa que tengamos que morir para demostrar nuestro amor por nuestros amigos. Ponemos u ofrendamos nuestra vida cada vez que anteponemos las necesidades de otra persona a las nuestras. (Y los “amigos” que se mencionan en la Escritura anterior, pueden entenderse como toda persona que conocemos, debido a que Jesús también nos mandó que “os améis los unos a los otros”).
Ofrendamos nuestra vida por medio del servicio. Los miembros de la Iglesia tienen muchas oportunidades para prestar servicio. Podemos hacer pequeños actos de bondad por nuestros vecinos, tomar parte en el servicio a la comunidad, cumplir con responsabilidades en nuestras congregaciones locales y contribuir a los esfuerzos de ayuda humanitaria de la Iglesia a gran escala. Estas acciones, sean grandes o pequeñas, nos permiten sentir la felicidad de conectarnos con nuestros hermanos y nos recuerdan que Dios frecuentemente concede que seamos la respuesta a la oración de otra persona.


 

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